Función de la piel
Su función es el aislamiento y protección del cuerpo frente a las agresiones externas: tóxicas, químicas, mecánicas, calor, frío, radiación ultravioleta y microorganismos patógenos.
Interviene también en la termorregulación, mantenimiento del equilibrio de fluidos corporales y actuando como barrera ante la posible pérdida de agua y en la eliminación de diversas sustancias a través del el sudor y la secreción sebácea.
Es el receptor de una gran cantidad de información externa que accede al organismo por el tacto, la presión, la temperatura y los receptores del dolor.
Es también el órgano de relación con el entorno ya que exteriorizamos nuestro estado emocional por la piel: nos sonrojamos, palidecemos, nuestro pelo se eriza y emanamos olor.
En muchas ocasiones, la piel es también el lugar de expresión de alteraciones internas del organismo.